En la Semana Santa de Monteagudo, se funden la tradición con una gran participación popular que expresan la manera de ser y el sentir del monteagudeño. Su huerta y calles se convierte en una simbiosis de religiosidad y bullicio, de tradición y actualidad, de pasado y presente siendo una experiencia inolvidable. Quienes la sienten una vez quieren repetir, tanto por lo que contemplan sus extasiados ojos, como por la estrecha vinculación que se establece con las gentes de esta tierra, lazos que serán indisolubles a pesar del devenir ineludible de los tiempos.
En sus procesiones y cultos se dan cita las luces de las velas, cirios y faroles, el olor a azahar y a incienso, el sonido de la campana, de la burla, el tambor y la corneta, el cante de saetas, la música y el arte, ofreciendo todo un espectáculo para los sentidos, teniendo a sus máximos protagonistas y artífices en la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Stmo. Cristo del Calvario y María Stma de los Dolores, que las hacen posibles gracias a su trabajo ilusionado, a su fe y a su esfuerzo, tratando de acercar al pueblo el misterio de la pasión de Jesucristo de un modo más palpable y humano.
No se hace justicia si no se habla de todos los cultos que se realizan por su singularidad; los contrastes entre una celebración y otra, son llamativos. Pero todos tienen el punto en común de manifestar de corazón la buena fe de un pueblo alegre y folclórico, que no puede entender la espiritualidad de otro modo si no es a través de sus propias pasiones humanas. Algunos de ellos son especialmente destacables: El Pregón de Semana Santa y el Descendimiento del Stmo. Cristo del Calvario (imagen titular de la Cofradía).
En la noche de Viernes de Dolores tiene lugar la lectura del “Juicio de Ntro. Señor Jesucristo” con la imagen del Stmo. Cristo de los Desamparados, a la que acompañará todo el pueblo de Monteagudo con antorchas y velas hasta la Ermita de San Cayetano, bajo la falda del Castillo, para escuchar “La sentencia a Morir en la Cruz”.
La mañana de Domingo de Ramos, las callejuelas de la localidad se convierten en un gran escenario, en el que tras la bendición de palmas y ramos, adultos y niños vestidos de hebreos rememoran la entrada de Jesucristo en Jerusalén con alabanzas y cantos durante el transcurso de “La Procesión de la Burrica” al Templo Parroquial, en la que el protagonista de este cortejo procesional es un pollino montado por un niño que representa a Jesús.
Es en la tarde – noche de Jueves Santo, donde la Cofradía Nazarena constituye la máxima expresión de promoción del culto a sus Sagrados Titulares, en el que las imágenes de Ntro. Señor Jesucristo Nazareno de la Mirada, Stmo. Cristo del Calvario y María Stma. de los Dolores recorren la huerta fundiéndose en la total oscuridad de la noche junto al silencio, el respeto y la “saeta” que, en el más profundo y sentido flamenco, llora la pasión de Cristo. Y el cabello se eriza en este momento emocionante y humano, lleno de pasión, con el olor a incienso y cera.
Es difícil explicar todo lo que se siente durante una semana tan emotiva y fuerte a aquel que nunca lo ha visto. Es difícil explicar porqué los monteagudeños son capaces de acompañar a Cristo en numerosos actos que transcurren durante la Cuaresma, esperando que ese año, igual que todos los años, salga por las puertas de la Iglesia Cristo camino al Calvario acompañado de su Stma. Madre. En cualquier caso es una vivencia inolvidable para aquellos que la han vivido.